En la historia han existido
muchas mujeres que han hecho avanzar los ideales feministas y han conseguido
importantes logros para su liberación, pero quiero destacar a una de ellas
porque en el período que le tocó vivir consiguió poner en práctica muchas de las
cuestiones que tardaron varias décadas en otros países europeos y
norteamericanos, y que aún hoy día siguen pendientes en el mundo occidental “desarrollado”.
Se trata de la rusa Alexandra Kollontai (1872-1955).
La
historia de Alexandra es la historia del feminismo socialista y de la
revolución rusa protagonizada por las mujeres. Durante un breve periodo de
tiempo, a partir de 1917 principalmente, soñó con un mundo utópico en el que
las mujeres se liberaran de lo que ella consideraba sus principales ataduras
sociales: la familia patriarcal, la maternidad y la sexualidad. A pesar de que
sus logros no se prolongaron en el tiempo, su vida fue sin duda excepcional y
dejó una importante huella en el feminismo europeo de principios del siglo XX.
La
infancia de Alexandra fue una infancia feliz gracias a la situación acomodada
de su familia. A los 19 años conoció al que sería su marido, Vladimir Ludvigovich
Kollontai, pero tras afiliarse en 1896 al partido socialista abandonó a su
marido y su hijo para estudiar en Zúrich, centro neurálgico de las jóvenes
estudiosas afines a las ideas socialistas. En 1899 se afiliaba al Partido
Obrero Socialdemócrata Ruso iniciando a partir de entonces una carrera
trepidante hasta formar parte activa en la revolución bolchevique de 1917.
Después
de convertirse en la primera mujer elegida por el Comité Central del Partido
Bolchevique ese mismo año de 1917, Alexandra Kollontai se sumergió en la
dirección de la Organización de Mujeres Soviéticas conocida como Zhenodtel en
1920.
Siguiendo
las ideas marxistas que situaban a la familia burguesa en el centro de unas
estructuras sociales opresivas e inmorales propias del capitalismo, Alexandra
definió su política social y feminista alejada de la estructura familiar. Para
ella, como para muchos socialistas, era necesario eliminar el concepto de la
familia patriarcal opresora y trasladar la responsabilidad de los hijos y el
hogar a la sociedad. Para ello, Lenin y Kollontai imaginaron una red de instituciones
como casas-cuna y guarderías, restaurantes y lavanderías públicos, que
liberaran a las mujeres de las tareas del cuidado de los niños y de la casa.
Durante
los primeros años de la revolución, la directora de la Zhenodtel promulgó
varias leyes que liberarían a las mujeres a través de sus ideas socialistas. Le
dio al matrimonio un carácter civil e igualitario entre cónyuges, facilitó el
acceso al divorcio por ambas partes, legalizó el aborto y consiguió la
protección estatal a madres e hijos a la vez que hizo gratuita la asistencia
maternal en los hospitales. Kollontai afirmaba que en la sociedad comunista, la
igualdad, el reconocimiento recíproco de los derechos y la comprensión fraternal
debían constituirse en principios rectores de las relaciones entre hombres y
mujeres. Sostuvo, pues, el derecho de la mujer a una total paridad con el
hombre en todos los terrenos.
Pero
A. Kollontai fue más allá de estos temas sociales y su contribución teórica más
original, y que iba a suscitar un amplio debate en la historia de la
emancipación femenina, incluso fuera de Europa, además de atraerse muchos
enemigos, incluso de revolucionarios compañeros suyos, incluidas mujeres
socialistas, tiene que ver con la idea de la libertad sexual. Ese debía ser el
tercer y último paso en la liberación de la mujer y en la construcción de la
“mujer nueva”. Sin él, la revolución quedaba incompleta. El fenómeno de la indisolubilidad del
matrimonio, y de la pareja en general, entra en contradicción para A. Kollontai
con la variabilidad emocional y psicológica del ser humano a lo largo de
su vida, e impide que se desarrolle de forma
completa sus facetas emocional y sentimental al no establecer otras
relaciones amorosas igualmente enriquecedoras.
Aleksandra
Kollontai moría el 9 de marzo de 1952 en Moscú. Tenía 79 años.
El conjunto de su obra, sus
numerosos artículos y discursos, con su lucidez y coherencia, representa aún
hoy en día un manifiesto original para una historia de la liberación de la
mujer y, por tanto, de la humanidad en su conjunto. Entre sus trabajos editados
en castellano se encuentran: Marxismo y
revolución sexual (Ed. M. Castellote, Madrid, 1976), La mujer nueva y la
moral sexual (Ed. Ayuso, Madrid,
1976), Mujer, historia y sociedad. Sobre
la liberación de la mujer (Ed. Fontamara, Madrid, 1982), Autobiografía de una mujer sexualmente emancipada
(Ed. Anagrama, Barcelona, 1980) y La
bolchevique enamorada (Ed. Txalaparta,
Tafalla-Nafarroa, 2008).
Un saludo.
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