domingo, 3 de marzo de 2013

DÍA 8 DE MARZO- Tercera entrega: Alexandra KOLLONTAI, ejemplo práctico de LIBERACIÓN DE LA MUJER TRABAJADORA.



           En la historia han existido muchas mujeres que han hecho avanzar los ideales feministas y han conseguido importantes logros para su liberación, pero quiero destacar a una de ellas porque en el período que le tocó vivir consiguió poner en práctica muchas de las cuestiones que tardaron varias décadas en otros países europeos y norteamericanos, y que aún hoy día siguen pendientes en el mundo occidental “desarrollado”. Se trata de la rusa Alexandra Kollontai (1872-1955).

            La historia de Alexandra es la historia del feminismo socialista y de la revolución rusa protagonizada por las mujeres. Durante un breve periodo de tiempo, a partir de 1917 principalmente, soñó con un mundo utópico en el que las mujeres se liberaran de lo que ella consideraba sus principales ataduras sociales: la familia patriarcal, la maternidad y la sexualidad. A pesar de que sus logros no se prolongaron en el tiempo, su vida fue sin duda excepcional y dejó una importante huella en el feminismo europeo de principios del siglo XX.

            La infancia de Alexandra fue una infancia feliz gracias a la situación acomodada de su familia. A los 19 años conoció al que sería su marido, Vladimir Ludvigovich Kollontai, pero tras afiliarse en 1896 al partido socialista abandonó a su marido y su hijo para estudiar en Zúrich, centro neurálgico de las jóvenes estudiosas afines a las ideas socialistas. En 1899 se afiliaba al Partido Obrero Socialdemócrata Ruso iniciando a partir de entonces una carrera trepidante hasta formar parte activa en la revolución bolchevique de 1917.

            Después de convertirse en la primera mujer elegida por el Comité Central del Partido Bolchevique ese mismo año de 1917, Alexandra Kollontai se sumergió en la dirección de la Organización de Mujeres Soviéticas conocida como Zhenodtel en 1920.

            Siguiendo las ideas marxistas que situaban a la familia burguesa en el centro de unas estructuras sociales opresivas e inmorales propias del capitalismo, Alexandra definió su política social y feminista alejada de la estructura familiar. Para ella, como para muchos socialistas, era necesario eliminar el concepto de la familia patriarcal opresora y trasladar la responsabilidad de los hijos y el hogar a la sociedad. Para ello, Lenin y Kollontai imaginaron una red de instituciones como casas-cuna y guarderías, restaurantes y lavanderías públicos, que liberaran a las mujeres de las tareas del cuidado de los niños y de la casa.

            Durante los primeros años de la revolución, la directora de la Zhenodtel promulgó varias leyes que liberarían a las mujeres a través de sus ideas socialistas. Le dio al matrimonio un carácter civil e igualitario entre cónyuges, facilitó el acceso al divorcio por ambas partes, legalizó el aborto y consiguió la protección estatal a madres e hijos a la vez que hizo gratuita la asistencia maternal en los hospitales. Kollontai afirmaba que en la sociedad comunista, la igualdad, el reconocimiento recíproco de los derechos y la comprensión fraternal debían constituirse en principios rectores de las relaciones entre hombres y mujeres. Sostuvo, pues, el derecho de la mujer a una total paridad con el hombre en todos los terrenos.
             
          Pero A. Kollontai fue más allá de estos temas sociales y su contribución teórica más original, y que iba a suscitar un amplio debate en la historia de la emancipación femenina, incluso fuera de Europa, además de atraerse muchos enemigos, incluso de revolucionarios compañeros suyos, incluidas mujeres socialistas, tiene que ver con la idea de la libertad sexual. Ese debía ser el tercer y último paso en la liberación de la mujer y en la construcción de la “mujer nueva”. Sin él, la revolución quedaba incompleta. El fenómeno de la indisolubilidad del matrimonio, y de la pareja en general, entra en contradicción para A. Kollontai con la variabilidad emocional y psicológica del ser humano a lo largo de su vida, e impide que se desarrolle de forma completa sus facetas emocional y sentimental al no establecer otras relaciones amorosas igualmente enriquecedoras.

            Aleksandra Kollontai moría el 9 de marzo de 1952 en Moscú. Tenía 79 años.

        El conjunto de su obra, sus numerosos artículos y discursos, con su lucidez y coherencia, representa aún hoy en día un manifiesto original para una historia de la liberación de la mujer y, por tanto, de la humanidad en su conjunto. Entre sus trabajos editados en castellano se encuentran: Marxismo y revolución sexual (Ed. M. Castellote, Madrid, 1976), La mujer nueva y la moral sexual (Ed. Ayuso, Madrid, 1976), Mujer, historia y sociedad. Sobre la liberación de la mujer (Ed. Fontamara, Madrid, 1982),  Autobiografía de una mujer sexualmente emancipada (Ed. Anagrama, Barcelona, 1980) y La bolchevique enamorada (Ed. Txalaparta,  Tafalla-Nafarroa, 2008).


Un saludo.

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